Hoy es el 12 de marzo.
Ya es hora de hacerles un repaso de todo lo que ha pasado en mis 2 primeros meses en Medellín.
Y sí, el 11 de enero de 2023 me fui a Colombia; a Medellín, a hacer una práctica con MIEO Colombia.

Compartiré con ustedes mis primeras impresiones, mis primeras dudas, pero también mis primeros encuentros y descubrimientos.

¿Por dónde empezar?

Lo más fácil sería mi llegada. Llegué en plena noche, a una ciudad ruidosa y animada, mi hotel estaba en la 70, en Laureles. Un pequeño consejo, cuando estás cansado este no es realmente el lugar adecuado.

En resumen, llegué a un pequeño hotel donde me recibió una señora encantadora. Pero me hablaba en español y, siendo francesa y acabando de pasar 24 horas atrapada en aviones y aeropuertos, me resultaba casi imposible entender una palabra de lo que decía.
Cuando llegué a mi habitación, el cansancio, la presión del viaje, el estrés de un nuevo país, el darme cuenta de que sí, estoy sola al otro lado del mundo, todo eso se desvaneció, y vinieron mis primeras lágrimas. Puedo asegurar que fueron las únicas durante mi primer mes en Colombia.

Después de una buena noche, bueno más o menos, aquí estoy directamente sumergida en la vida colombiana. Efectivamente después de una comida comprada en la calle, me fui a encontrar con un ejército de gente.
Era la hora de ir al Rock Hostel, donde iba a tener la primera actividad que iba a realizar con MIEO Colombia. Allí conocí a mis primeros amigos, pero también experimenté mis primeros choques culturales.
Efectivamente, tenía que entenderme con el hecho de que la mayoría de la gente hablara español, y muy rápido, y que estuvieran todos juntos, con sus historias, sus amistades, fue un poco complicado al principio sentirme realmente a gusto. Pero, afortunadamente para mí, habían franceses. Algunos llevaban allí varios meses y sus experiencias eran realmente tranquilizadoras. Otros, por el contrario, sólo llevaban allí unos días, así que estaban en la misma situación que yo.
Pero recuerda que hablé del choque cultural: y sí, si has estado en Medellín sabrás que ningún paisa te dejará de lado, sobre todo cuando entra el “perreo”. Y a eso voy, al perreo, aunque a muchos les guste este baile; puede ser bastante desconcertante, sobre todo en tu primera noche.

Luego otro tema muy importante para mí como francesa, la comida. Se puede pasear por casi todas las calles de Medellín y encontrar algo para comer. Pero si quieres comer algo un poco más sano, un poco menos grasoso, es inmediatamente más difícil y rápidamente se vuelve más caro. Sin embargo, las empanadas y el pastel de pollo siguen siendo muy buenos.

Otro gran cambio para mí es Uber. Viniendo del campo, no estaba muy acostumbrada a usarlo. Aquí en Medellín, caminar sola por la noche, o a veces incluso con varias personas, no es realmente una opción. Siempre hay que coger un uber aunque sea por 5 minutos. Y esto es algo delicado que no estaba acostumbrada.
Pero te acostumbras rápido, es como tener un chofer privado en cada situación, pero que no necesariamente maneja de la mejor manera. Me parece que los colombianos conducen muy mal y no hablo de las motos que llegan por todas direcciones en medio de los carros. Y yo, que tengo permiso de conducir en Francia, me siento incapaz de hacerlo aquí.

Ahora te voy a hablar de la ciudad. Es impresionante como cierta parte de la ciudad puede ser muy limpia, muy sana. Basta con ir a la mayoría de las universidades de Medellín para darse cuenta de esto. Está prohibido fumar, hay árboles por todas partes, papeleras…Una vez cruzadas las puertas de estas universidades, las calles parecen limpias, siempre hay árboles, parques.
No se puede negar que es una ciudad muy verde pero en realidad pude ver a muchos colombianos tiran sus basuras al suelo.
Pero, ¿a dónde van a parar estos residuos? En realidad, los más pobres recogen, clasifican y lo venden para ganar un poco de dinero.

Otra cosa que me desconcierta es la enorme diferencia de riqueza de un barrio a otro. No es lo mismo vivir en el Poblado que en el centro de Medellín, en cuanto a precios, tipos de vivienda, ambiente y forma de frecuentar los barrios. El centro es más peligroso. Allí, incluso de día, hay que tener mucho cuidado.